sábado, 5 de enero de 2008

El batallón español



"-Los va-van a de-descuartizar - tartamudeó el general Labraguette, resumiendo el pensamiento de los que estaban en la colina.


Labraguette era el optimista del Estado Mayor imperial, así que la cosa estaba clara. El 326 tenía por delante menos futuro que María Antonieta la mañana que le cortaron el pelo en la Conciergerie. Sin embargo, al oir a Labraguette decir aquello, el Enano se puso el catalejo bajo el brazo y apoyó el mentón en un puño, frunciendo el ceño. Era el gesto que siempre ponía para salir en los grabados y ganar batallas, y solía costarle a Francia entre cinco y seis mil muertos y heridos cada vez."


(La sombra del águila, Arturo Pérez Reverte)

miércoles, 2 de enero de 2008

El Emperador

"El tiempo comprendido entre las nueve y las diez de la mañana lo pasaba Su Majestad en la Sala de Audiencia distribuyendo nombramientos, y por eso a esa hora se le llamaba la "hora de los nombramientos". El Emperador entraba en la Sala, donde le esperaba una ordenada fila de dignatarios señalados para algunos de ellos, dignatarios que se deshacían en sumisas reverencias. Nuestro Señor se sentaba en el trono y, una vez hecho esto, yo le colocaba un cojín debajo de los pies. Esta operación debía realizarse sin la más mínima demora a fin de que no se produjera un momento en que las piernas del Honorabilísimo Monarca quedasen colgadas en el aire. Todos sabemos que Nuestro Señor era de baja estatura y que, por otra parte, el cargo que ostentaba requería que mantuviera una superioridad ante sus súbditos también en un sentido estrictamente fisico..."
(El Emperador, Ryszard Kapuscinski)