viernes, 30 de abril de 2010

La dieta del ingeniero.

Por las leyes de la Termodinámica, todos sabemos que una caloría es la energía necesaria para pasar 1 gr. de agua, de 21.5 a 22.5 grados centígrados.No es necesario ser ningún genio para calcular que si el hombre toma una copa de agua helada (200 ml o 200 g), aproximadamente a cero grados, necesita 200 Calorías para ponerla a un grado, Para que haya un equilibrio térmico con la temperatura corporal, será necesarias unas 7.400 calorías para que estos 200 grs. de agua, alcancen los 37 grados de la temperatura corporal (200g x 37 C).Y para mantener esta temperatura, el cuerpo usa la única fuente de energía disponible: la grasa corporal. O sea, que precisa quemar grasas para mantener la temperatura estable.

La Termodinámica, no nos deja mentir sobre esta deducción.Así, si una persona bebe una pinta de cerveza (aproximadamente 500 cc) a la temperatura de 0 grados, pierde aproximadamente 17.500 Calorías (500 g x > 37 C x 200 calorías).Ahora bien, no vamos a despreciar las calorías que tiene la pinta de cerveza, que son aproximadamente 1000 calorías para los 500 grs.Si se restan estas calorías, tendremos que una persona pierde aproximadamente 16.500 Calorías por la ingesta de una pinta de cerveza helada. Obviamente, cuanto más helada esté la cerveza, mayor será la pérdida de calorías.

Como debe estar claro para todos, esto es mucho más efectivo que, por ejemplo, andar en bicicleta o correr, con lo que solo se quemarían unas 1.000 calorías por hora.Así pues, adelgazar es terriblemente sencillo. Basta con beber cerveza bien helada, en grandes cantidades, y dejemos a la termodinámica hacer el resto.

CONTRA ESTO NO HAY ARGUMENTOS POSIBLES. ¡¡LA TERMODINÁMICA ES UNA LEY QUE NO MIENTE!!

(Recibido por email, el 29 de abril de 2010)

miércoles, 28 de abril de 2010

Hace tiempo que no hablamos...

Hola, Joao. Hace ya algún tiempo que deseaba ponerme en contacto contigo, viejo camarada. Pero la vida, los achaques y, sobre todo... ¡las deudas!, no me dejan ni respirar. Además (como tu bien conoces), no se contentan los hechos a quedarse simplemente en su estado primario, sino que hacen aparecer a los malditos efectos colaterales que, ¡vive Dios!, te firmo ahora mismo que son los peores protagonistas de la historia.

Como que siempre me lío con el preámbulo hasta se me ha olvidado un poco para que te quería escribir. Pero solo un poco, créeme. Si me enrollo un poquito más, seguro que me viene a la memoria.

Tratando de recordar esto - que sigo sin recordar - sí se me ha venido a la memoria cuando tu y yo eramos golfos. Bueno, golfos no, eso sería demasiado fuerte. Pero divertidos, sí.

¿Te acuerdas cuando me ligué a una chica hablandole de vectores?. Tampoco estuvo mal cuando nos subíamos a los patios a reparar antenas. Para ganar un dinerillo veraniego, decíamos. O nuestra primera salida juvenil (del pueblo y del plato), con tren de tercera incluido. No me sentó tan mal la cerveza como pensó mi tía, la hermana de mi madre. A tí, sí.

Por el pueblo casi tan mal como siempre porque está peor que antes. No conozco apenas a nadie, hasta tal punto que me siento apátrida en mi propio terruño. ¡Yo que no quise irme de aquí por no perder las raíces!. Me equivoqué. Pero ahora me he equivocado de nuevo al regresar. ¿Para qué?

Bueno, pues sigo sin recordar que quería hablar contigo. Te voy a tener que escribir otra vez, viejo.

Hasta pronto, si me acuerdo.

Fuerza y salud.

Maison de Poitiers.
Maestro picapedrero (por decir algo parecido)