sábado, 16 de enero de 2021

Promesas que no se cumplen.

Hace unos meses le prometí, o mejor me comprometí, con mi amigo Ángel, escribir una o dos veces por semana en este blog. (Creo que no le dije el año..., y eso me salva) 

No he cumplido el compromiso que en realidad era una conjura para obligarme a hacerlo.

Pasa el tiempo. Después del calor viene el frío y otra vez el calor, y así sucesivamente. Para qué decir más.

No esperábamos esta puta pandemia, que por arte de alguien,  o de algo, nos está tocando sufrir. 

Aunque algunos (y algunas, of course) no se enteran. 

Especialmente los que nos dirigen(?), así como tantos cerebros blandos que residen en el ser humano. Mejor diría, en el humano. Porque ya dudo mucho de este tipo de especie apodada "seres humanos".

Por eso colega, creo, llevo ya una temporada cabreado, encabronado, antipático, descolocado, hecho un rollo, en el sentido moderno de la palabra. No me aguanto ni yo.

De salud ni hablamos, hermano. Todo se queda dentro y de nada sirve airearlo. 

Aunque me estoy librando con algunos driblings y recortes. Escapando de algunos placajes a duras penas. 

Tu de eso sabes algo, viejo zorro.

Hace tiempo que no siento el calor de la mano amiga, y mucho menos de la mano del amor, en mi espalda. Y de verdad te digo ahora que no nos oye nadie, que la necesito. 

Bueno, no sé... A todo se acostumbra uno y sobre todo cuando ya se van recogiendo velas como buen marinero. 

Marinero, sí. Como una querida y especial amiga me ha hecho ver. 

Lo de marinero, ¡eh! Lo de recoger velas NO, todo lo contrario.

Pinto poco, en todos los sentidos. Pero eso se va acabar. Mejor diría, eso va a empezar a acabarse

Bueno, amigo, que ya te estoy dedicando mucho tiempo y tú a mí ninguno. Además se me ha olvidado lo que te iba a decir.

Salud, Fuerza y Honor, camarada.

(Para mi colega, amigo y compañero, Maese de Poitiers).

 Espinas y Rosas.

Espinas y rosas.
Rosas con espinas.
Poesías con prosas.

En aquella esquina, 
al coger la rosa,
me pinchó una espina.

Ví las mariposas, 
volar a la encina.
¡Eran tan hermosas!

Rosas con espinas.
Espinas y rosas...

(De "Poemas en cajones olvidados"
 Autor.  Angel Maldonado Alba, Aelito)