sábado, 6 de octubre de 2007

Adiós Carlos.

Otro adiós a un amigo. ¿Qué vamos a hacer, Carlos, todas las noches cuando detras de los "pitos" de tu horaventicinco no oigamos tu voz?. ¿Te das cuenta lo que nos acabas de hacer? Tengo miedo al desamparo de no sentirme envuelto por el calor de la voz amiga. Sabíamos que había llegado esa hora mágica, inconscientemente buscada como bálsamo nocturno, cuando empezabas a hablarnos. Es muy dificil describir esto. Tu llama, Carlos Llamas, no se nos apagará jamás en nuestros corazones. Descansa en paz, y cuando veas a Luciano, ya sabes lo que tienes que decirle. Adiós, amigo. Estamos muy tristes, de verdad.

Joao de Lugano

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